Evitando como podía el roce
inaccesible, forzando poses
sin brindar ya por nadie
ni siquiera a tu salud
Yo no quiero besos forzados
y mucho menos los robados
de los labios anónimos
de mi madura juventud
Pídeme otro cubata
que, si meto la pata
no quiero arrepentirme luego
de lo que haré después
Anclado con mil candados
al puente de los enamorados
de los que no había llaves
que los consiguieran abrir
Ojalá no quede diabética
la ya de por sí poética
dulce, luna de miel
se nota en el un gran sentimiento propio que expresar tu manera de ver algun aspecto de tu vida joven, pero el alcol nunca ayuda a olvidar y a no cometer errores, mas bien es con el con el que mayores errores se cometen,
ResponderEliminarHola! un gusto pasar por aquí y conocer tus letras. Me quedo. Un abrazo desde Buenos Aires.
ResponderEliminarNo, el subidón de azúcar que, según algunos, da el amor, no provoca diabetes.
ResponderEliminarPrecioso poema.
Besos
Hola amigo, es que la luna de miel es muy… dulce, pero no siempre.
ResponderEliminarEl acoplarse el uno al otro cuesta, y aun estando contentos y felices a veces surgen roces que no son los de la piel… un brazo amigo.
bellas y profundas letras nos regalas sensible poeta, infinitas gracias por hacernos participes de ellas, un besin de esta asturiana que se queda en tu morada donde habita tu alma de poeta.
ResponderEliminar¡Hola !
ResponderEliminarQue hermoso es entrar en un blog y cada dia encontrarte con una novedad de otro poema y si guardas el hilo del anterior guarda relación y si uno es percioso el otro más,. Gracias por seguir regalandonos estas obras con esa savieza de lo gran poeta que eres.
desde Jaén feliz semana
Me ha gustado mucho , un bello poema en verdad
ResponderEliminarMe quedo en tu encantador blogg
Si tu gustas te invito a mi mundo de Mariposas
Un abrazo con cariño de esta Mexicana
Hay un refrán que yo escuché de pequeña: "Luna de miel, luna de hiel"... no sé, quizá fuese una canción. Y había otra letra que decía: "...Que esta luna de miel sea eterna..."
ResponderEliminarNada es eterno, aunque todo permanece transformado.
Besitos.
Cruecemos los dedos porque la luna, a quien hemos empalagado tanto, como bien dicen tus versos, no esté ya diabética.
ResponderEliminarUn abrazo.