martes, 10 de abril de 2012

Sus nombres: Antonio y Maria. Antonio tiene 73 años, María 68 y están casados desde hace 41 años. A María la diagnosticaron Alzheimer hacer 6 años, y poco a poco ha ido devorando ávidamente todos sus recuerdos, hasta el punto de que Antonio ha decidido dormir en una cama separada para que no se asuste algún día al despertarse y no reconocer su rostro. El dolor lacerante de Antonio cada vez que su mujer le pregunta quién es solo es comparable al profundo amor que siente por ella; hasta el punto de que con sus 73 años, se ha tatuado en la frente un Te quiero. De esta forma, María lo lee cada vez que mira a su marido a la cara y, aunque a veces no reconozca el rostro, se le dibuja una amplia sonrisa , al saber que, aunque no siempre se acuerde de quien, alguien siente algo así por ella.

Sus nombres: Elena y Francisco. Elena tiene 45 años, Francisco 48 y se dieron el si quiero hace 26 años. Viven junto a sus hijos en un modesto piso del centro. Francisco trabaja de taxista muchas horas al día, para poder ganar un buen salario, al que contribuye su mujer limpiando por horas en una casa. Los días son largos y agotadores y prácticamente no tienen tiempo ni de darse un beso por las mañanas; sin embargo, es incapaz de contener una sonrisa cada vez que se levanta y ve como Elena duerme, o cuando desayuna y la espumilla del café la dibuja un bigote en los labios. Emplea varios segundos en deslizar el dedo pulgar por la comisura de su boca, disfrutando de cada milésima, de cada instante, hasta que le da un beso y se despide con un te quiero, no necesita más cafeína para esa mañana.

Sus nombres: Julio y Eva. Ambos tienen 19 años y se llevan viendo desde hace unas semanas. Han tenido una historia un poco complicada hasta llegar a cómo están ahora, por eso, a ambos les surgen ciertas dudas y temores. Julio lleva mucho tiempo enamorado de Eva, pero le cuesta expresar lo que siente, no por miedo, si no por precavido o idiota, según se mire. Lo que si se, es que Eva es la primera chica a la que ha dicho te quiero, con sinceridad. La primera vez que le besó fue el momento más especial que ha vivido ( lo atestiguan las innumerables horas de insomnio ) y que quiere seguir viviendo.

Su nombre : Cristian. En esta ocasión solo voy a hablar de una persona, por que es lo suficientemente importante como para merecer un espacio a parte. Es la persona más parecida a mi y si se dedicara a escribir, no se si no acabaríamos escribiendo lo mismo. Tiene casi 18 años, situación que le preocupa por la incertidumbre que supone la mayoría de edad. A pesar de lo que ponga en su DNI, es más maduro que cualquiera que conozco; sopesa sus decisiones, lucha por lo que quiere y lo más importante, es agradecido y leal. La verdad es que se parece a mi en el hecho de haberse llevado muchos mazazos a temprana edad, pero admiro su temple y frialdad con todo. Vive para él y para los que le importan. Pero es humano y como a todos le sobrepasan algunas situaciones de injusticia, él y yo sabemos cuales, por lo que espero que cambie su suerte :).

4 comentarios:

  1. Cambiará su suerte, si mantienen los sueños y si asimilan los mazazos de la manera adecuada, desde el amor y el perdón hacia quienes los propinaron. Me preocupa de Cristian su frialdad, nunca es buena, termina amargando. Me alegra lo del temple, que sea agradecido y leal.
    Besos.

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  2. Son historias de vida, unas mejores, otras no tanto, unos ya están en sus últimas etapas, otras les queda todo por pasar y en consecuencia pueden cambiar. Lo dicho, como la vida misma.

    Un abrazo.

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  3. Me han gustado mucho las cuatro micro historias,que como dice Emilio,son historias de vida.
    Te diré que la primera me ha inspirado una intensa emoción triste,pesadumbre y dolor a la vez que admiración por ese hombre y su amor.
    La segunda es el sobrevivir diario de cualquier familia normal,pero la dotas de esa ternura sutil que siempre se abre camino en el mundanal ruido.
    La tercera es absolutamente tierna e inocente,esa pareja de jóvenes descubriendo el amor,es mágica y todos alguna vez la hemos vivido.
    Y la cuarta,con ese joven maduro,tal vez a la fuerza,me ha inspirado pena y alegría al mismo tiempo.
    Pena porque es penoso que algunas personas a consecuencia de la dureza de su vida,hayan tenido que madurar rápido. Alegría porque parece saber encauzar su camino honesta y sensatamente.
    Besos.

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  4. Recientmente perdí un familar con alzheimer, y puedo asegurar que resulta mala mala esa enfermedad pues ni recuerdan a nadie ni tienen conciencia de nada al final. Esa historia está condenada a no tener final feliz.

    Saludos.

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