viernes, 2 de noviembre de 2012

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  Hoy me he tenido que separar por segunda vez de la persona que más me importa en el mundo. Son otros 45 días y noches mucho más largas aún que voy a estar sin estar con ella. Después de despertar todos los días a su lado, de poder tocarla con solo estirar el brazo, de sentirla latir y respirar estando a menos de un nanómetro de distancia de ella; me es imposible no tener ganas de morirme a cada instante. Es como si te dieran toda la felicidad del mundo y te la arrebataran de un plumazo cuando estás disfrutando de ella. La verdad es que no se lo deseo a nadie. En fin, una mierda. No puedo decir más

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