viernes, 24 de junio de 2011

Alcohol



Una vez los rayos del sol amenazaban por encima de los rojizos tejados de las casas con salir, intenté recordar el cúmulo de situaciones que componían el mosaico de la noche pasada. Eran retazos sueltos, ya que muchos se habían disuelto con el alcohol ingerido, dejando paso a una negra cortina que me impediría recordarlos hasta no despertar al día siguiente. Recuerdos de alcohol, risas y abrazos; besos ajenos y falsas confesiones de afecto, nunca antes profesadas en un estado sobrio. La sinceridad demostrada con alcóholica facilidad, no había servido, una vez más , para nada. Las penas seguían superando ampliamente el escaso número de alegrías; seguía sin poder compensar la balanza. Y sentado, al día siguiente en el suelo del baño, fui consciente, de nuevo, de que la falsa seguridad que provoca el alcohol en quien lo ingiere, no arregla nada, en todo caso, empeora una ya caduca situación. Acabas rebajándote una vez más, y ni el sentimiento de lástima que provoca tu ya de por si, triste imágen de un borracho, ni las palabras de amor que dificultosamente balbuceas, cambian nada.


El problema, es darse cuenta una vez pasada la noche, y no antes... .

2 comentarios:

  1. Vendré con más tiempo a conocer tu espacio. Valga esta diminuta presentación para asegurarte que aquí estaré siempre apoyando tu oficio, tus letras y sentires.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. esto de alcohool va por el jueves no??....jajaja

    ResponderEliminar